Los últimos años han sido complejos a la hora de hablar de la evolución de los salarios en Argentina. Las numerosas devaluaciones, con sus respectivas contrapartidas en los niveles de inflación, generaron una importante caída en el poder adquisitivo de las y los trabajadores.
En dicho sentido, el Observatorio de Políticas para la Economía Nacional (OPEN), elaboró un índice de salarios reales, ponderado por la evolución del índice de precios al consumidor, como así también de los valores vinculados a la canasta básica total y la canasta básica alimentaria.
Se utilizan estos dos últimos indicadores, además del valor de la inflación general, dado que el cálculo del IPC tiene sesgos al otorgar una preponderancia mayor al gasto de hogares de clase media-alta. Es por esto que, evaluar el comportamiento de los ingresos con las canastas totales y alimentarias, permite construir un mejor indicador del rumbo de los salarios de los sectores populares y trabajadores.
Lo primero a tener en cuenta es la obvia distinción entre trabajo registrado y no registrado. Este último rubro es el pato de la boda a la hora de hablar de ganadores y perdedores, o como veremos en algunas líneas, entre perdedores y más perdedores. Por otro lado, es importante tener en cuenta la distinción entre trabajadores del sector privado y sector público, dado que existen algunas divergencias en el devenir de ambos.
Yendo a los datos en concreto, lo evidente: desde 2017 en adelante, nuestro país ha asistido a un proceso de perdida general del poder adquisitivo del salario. En el sector formal, la caída ponderada por la evolución del índice de precios al consumidor es del 18,6%, si tenemos en cuenta la canasta básica alimentaria la merma es de un 19,7%, y, por último, tomando la canasta básica total, nos encontramos con una pérdida del 22,5%. Todo esto para el periodo comprendido entre enero del 2017 y agosto del 2020.
Como mencioné anteriormente, las y los trabajadores no registrados sufrieron una pérdida significativa de sus ingresos en dicho periodo de análisis. Las mismas son de un 25,4% (respecto a IPC), 26,6% (respecto a canasta alimentaria), y 29,2% (respecto a canasta total). Estamos hablando de alrededor de 7 puntos de brecha en los 3 ítems comparado a los sectores registrados.
Otro cantar es la comparación de la evolución del salario entre el sector privado y el público. Aquí los empleados del Estado son los que más perdieron ingresos en comparación a las y los que se desempeñan en el sector privado. Por ejemplo, si tomamos en cuenta la canasta básica total como referencia, los públicos perdieron un 24,6% contra un 21,2% de los privados. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en la pandemia no se perdieron puestos de trabajo en el Estado como sí sucedió en el otro caso.
¿Cómo le fue al salario este año con respecto a 2019?
En algunos casos se exhibe una ligera mejora con respecto a los peores momentos de la serie: noviembre y diciembre de 2019. Sin embargo, no se puede considerar que la tendencia a la baja se haya revertido.
De acá al futuro es importante generar una mejora sustancial en esta área para aumentar los niveles de actividad. Esto es condición necesaria para lograr este objetivo. Por otro lado, y en vistas del reciente debate sobre la nueva fórmula para la asignación de haberes jubilatorios, una de las formas de que las y los adultos mayores recuperen el poder adquisitivo perdido durante estos años, dada la manera en que se calcularan dichos haberes, es que los salarios crezcan por encima de la inflación.
Será cuestión de observar cómo se mueven en los próximos meses, variables clave como la cotización del dólar, la inflación y las paritarias de 2021.
Autor: Kevin Castillo
Publicada originalmente en
www.elcopernico.com.