Publicado el 09/03/2021
Las desventajas económicas para las mujeres y diversidades son transversales a lo largo y ancho de la región. La emergencia sanitaria vislumbró que las mujeres tomamos cartas en el asunto pese a que las condiciones macroeconómicas no nos sean favorables.
Fue un jueves 19 de marzo de 2020 el día que Argentina entró en Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio. Nos encontramos a nivel mundial enterándonos de las novedades minuto a minuto sobre el virus SARS-COV-2.
La orden del Ejecutivo Nacional de respetar el confinamiento con nuestra burbuja de grupo conviviente presentó desafíos de toda índole y para todo grupo etario. Pero, la situación socioeconómica pre-pandemia ya era bastante grave pues en el segundo semestre de 2019 la incidencia en la pobreza en hogares era del 25.9% (35.5% en personas) y la indigencia de 5.7% (8.0% en personas).¹ Es que las asimetrías distributivas en Argentina no son desconocidas, existe evidencia empírica que los últimos dos deciles de la población concentran la mayor proporción del ingreso per cápita familiar y no es sorpresa que este esté compuesto mayormente por varones. La pobreza de tipo estructural, y no transitoria, deja consigo consecuencias gravísimas, empezando por desnutrición, analfabetismo y empleos informales, mal pagos y con escasa seguridad social. Como sostiene Pierre Bourdieu, la ubicación en el espacio no viene dada fundamentalmente por las valías de las personas, sino por la trayectoria seguida por su familia, siendo este autor totalmente descreído ante las teorías de la movilidad social funcionalista.
Tal análisis, es porque en Argentina, tenemos mayor proporción de Jefas de Hogares ². En este sentido es que el debate actual en torno a la economía feminista ha abierto espacios sustanciales centrando su atención en los fenómenos inherentes a la economía de la mujer y diversidades, particularmente en lo referido a las asimetrías distributivas, discriminación, violencia, marginación y pobreza.
Proporción por género de Jefes de Hogares en Argentina, 2° Trimestre 2020.
Fuente: elaboración propia con datos de la EPH, 2° Trimestre, 2020.
LOS NÚMEROS NACIONALES
De acuerdo a los informes de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) realizados por el INDEC, durante los tres primeros trimestres del año, el porcentaje de mujeres en los deciles más bajos fue ampliamente superior. La tendencia se revierte a partir del 6° o 7° decil, dando evidencia que nuestro género, percibió durante la mayor parte del año, menores ingresos. Uno de los datos más llamativos es que el porcentaje del ingreso según decil por género, pasó de tener una brecha de 10.4%, a una del 9% y luego de 9.4% del primer al tercer trimestre, respectivamente, ubicándose 10 puntos porcentuales por debajo. En gran parte podemos atribuir este pequeño cierre de brecha de ingresos a las transferencias realizadas por el Ejecutivo Nacional como por ejemplo el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia), pues los beneficiaros seleccionados fueron en promedio un 55.7% de mujeres (4.9 millones) y un 44.3% de hombres (3.9 millones), según datos de ANSES. Un dato no menor es que alrededor del 27% de los beneficios del IFE se otorgaron a titulares de la AUH (Asignación Universal por Hijo) donde la proporción de mujeres supera al 90%.
Respecto al mercado laboral para los 31 aglomerados urbanos donde el INDEC recaba información, la tasa de empleo fue de 42.2% para el primer trimestre, 33.4% en el segundo y 37.4% en el tercero. Si desglosamos por género, la tasa de empleo de los hombres es relativamente superior en todo el período bajo análisis. En puntos porcentuales, las brechas para los tres trimestres, son como siguen:
LOS NÚMEROS REGIONALES
La llegada del virus SARS-COV-2 afectó a la región a través del cierre de fronteras, el desplome del comercio mundial y la paralización de la actividad productiva interna. Según mediciones de la CEPAL y la OIT (Organización Internacional del Trabajo), existen sectores económicos con mayor riesgo en términos de volumen de producción y empleo como consecuencia de las medidas adoptadas por los gobiernos para frenar los contagios. Este tipo de empleos concentran a un 56.9% de mujeres y un 40.6% de hombres.
Otro dato aportado de gran relevancia es que en América Latina el sector de la salud es un sector altamente feminizado: las mujeres alcanzan el 73.2% total de las personas empleadas, y un promedio salarial de un cuarto menos que los hombres.
Respecto a la educación, cerca del 70.4% de los puestos de trabajo en el sector educativo son ocupados por mujeres. Para cuando se retome el dictado de clases en forma presencial es indispensable planificar estrategias de apoyo al sector de la educación, que no redunden en la sobrecarga y el empeoramiento de las condiciones laborales de las mujeres.
Políticas para una reactivación económica sostenible y con igualdad de género
En momentos de horizontes económicos poco claros, las políticas fiscales contracíclicas son claves por su potencial para sostener la demanda, orientar recursos a la inversión y crear empleo a fin de mejorar las oportunidades para las mujeres. Es indispensable amortiguar y compensar los efectos de la crisis en el empleo, los ingresos y la carga de trabajo de cuidados de las mujeres y en el deterioro de sus niveles de bienestar. Las políticas de reactivación deben reincorporar criterios de género en la selección estratégica de los sectores, los mecanismos y los instrumentos fiscales y la reorientación de los incentivos.
Los sistemas integrales de cuidados tienen el potencial de transformarse en un motor para que la recuperación socioeconómica de la región no deje a nadie atrás, pudimos observar que por ejemplo, los comedores fueron en gran medida sostenidos por mujeres interpeladas por situaciones de vulnerabilidad en sus barrios y se sostenían por el gran empeño que pusieron.
La pandemia no fue más que un acelerador en las brechas económicas, por ello es urgente movilizar recursos públicos para continuar haciendo frente al virus SARS-COV-2 con perspectiva de género.
¹ INDEC, 2020.
² EPH, 2° Trimestre, 2020.
Por Abigail Oses